Encarnación es una ciudad paraguaya, capital del departamento de Itapúa, ubicada en el sudeste del país sobre la margen derecha del río Paraná, a 365 km. de la capital del país, Asunción.

La ciudad

Es la séptima ciudad del país en población, pero con su aglomerado urbano, más su fuerte economía, es la tercera ciudad más importante del país, detrás de Asunción y de Ciudad del Este. Entre varias denominaciones antiguas que recibe la ciudad, la Perla del Sur es la más arraigada y habitualmente es referida como tal por los paraguayos. También es conocida por ser la Capital del Carnaval del país y últimamente por ser la capital del verano paraguayo, por la masiva cantidad de turistas que visitaron a la ciudad en los meses veraniegos, gracias a su nueva avenida costanera y a sus nuevas playas.

Es un importante polo comercial, manteniendo un fuerte vínculo con la ciudad argentina de Posadas, conectada a través del puente carretero y ferroviario San Roque González de Santa Cruz.


Historia

Los jesuitas en el Paraguay.

Los Jesuitas llegaron por primera vez al Paraguay en 1588, pese a la discrepancia existente sobre esta cuestión entre los historiógrafos, y se dedicaron a difundir la fe cristiana y a defender los dominios territoriales de España al Este, pretendidos por Portugal más acá de la Línea de Tordesillas. Pero su magna tarea sería cumplida el siglo siguiente.

Fue el Gobernador Hernandarias quien solicitó oficialmente la presencia de los Jesuitas para docilitar a los nativos y materializar la ocupación del vasto dominio español a su cargo-

En fecha 9 de febrero 1604, el General de la Compañía de Jesús Padre Claudio Aquaviva, por decreto dictado en Roma, creó la Provincia Jesuítica del Paraguay, para la fundación de pueblos y conquista espiritual de los nativos. Todos los pueblos fundados hasta entonces en la Provincia, lo fueron por iniciativa de los españoles con la dirección y financiamiento de las Gobernaciones.

Fue designado primer Provincial del Paraguay el P. Diego de la Torre quien llegó a Asunción en 1607, acompañado de trece sacerdotes, siendo más tarde seguido por otros, entre los cuales estaba el P. Antonio Ruiz de Montoya que dejaría huellas profundas y luminosas al servicio del Evangelio.


Las hostiles regiones paranaenses.

Hasta San Ignacio del Paraná (Guazú), llegaba la acción jesuítica; pero las regiones paranaenses eran desconocidas, no así la feroz hostilidad de los nativos cuyas noticias llegaban hasta allí por

Fue su fundador el P. Marcial de Lorenzana en 1610. Como los nativos de lugar eran inconquistables por las armas, él los conquistó con sólo el Evangelio.

Esta Reducción que fue fundada en la agreste región del Añapé, al sur del río Tebicuary, trasladada en 1628 a doce leguas del Paraná, se constituyó en la puerta de entrada al Paraná.

La evangelización de los irreductibles paranaenses estaba necesitada de un sacerdote activo con vocación de mártir. La providencia le puso en este escenario al P. Roque González de Santa Cruz para alcanzar la gloria de los altares, luego de una larga, proficua e intensa labor misional y de la fundación de numerosas Reducciones desde la margen derecha del Paraná hasta más allá al este del río Uruguay, en la región del Tape (hoy Río Grande do Sul).


Breve biografía del mártir santificado.

Nació en Asunción en 1576, sin precisión de fecha. Tomás L. Micó la fija el 16 de agosto de ese año, día dedicado por la Iglesia a honrar a San Roque.

Fueron sus padres don Bartolomé González de Villaverde y doña María Santa Cruz, quienes le dieron una holgada posición. Era uno de siete hermanos. Uno de ellos, Pedro, se hizo sacerdote; Gabriel, el menor, siguió estudios eclesiásticos en Perú; Francisco casó con una hija de Hernandarias y fue Teniente de Gobernador en más de una ocasión; los otros no tuvieron rol destacado en la historia.

El que más sobresalió fue Roque. Su gran guía fue el franciscano Fray Luís de Bolaños. En 1598, a la sazón con 22 años, accede al sacerdocio, siendo Obispo Fray Hernando de Trejo y Sanabria, hermano de Hernandarias. Su pasión era trabajar con los nativos para ganarlos a la fe.

Por obediencia al Obispo Fray Martín Ignacio de Loyola (sobrino del fundador de la Orden de los Jesuitas) se hizo cargo de la Cátedra de Asunción durante nueve años.

El 9 de mayo de 1609 Roque González de Santa Cruz ingresó a la Compañía de Jesús en

Este hecho coincidió con el gobierno de Hernando Arias de Saavedra, el cual tenía un vasto plan de acción en varios frentes. El primer frente con los Guaicurúes del Chaco, asignado al bisoño P. Roque González de Santa Cruz. El segundo era el sur entre el río Tebicuary y el Río Paraná, atarea asignada al P. Marcial de Lorenzana y al P. Francisco de San Martín. La primera realización del P. Lorenzana fue la fundación de San Ignacio del Paraná o San Ignacio Guazú. El tercer frente en la región del Guayrá, donde se destacaría el jesuita Antonio Ruiz de Montoya, natural de Perú.

Posteriormente Roque González de Santa Cruz fue trasladado de su misión entre los guaicurúes en el Chaco a San Ignacio del Paraná o Guazú en carácter de Superior, a concluir la obra iniciada por el P. Marcial de Lorenzana, a su vez llevado para dirigir el Colegio Jesuítico a la Asunción; y lo hizo con brillo, esfuerzos denodados y sacrificios de toda laya, cosechando muchos y valiosos frutos para la fe, e hizo de la reducción un “…pueblo de pueblos, desde donde partió la proyección de la conquista espiritual del Paraná y mucho más allá.


Roque Gonzalez, apóstol del Paraná.

Sin desatender sus obligaciones de San Ignacio Guazú, en 1614, recorrió el sur hasta el Ñeembucú, cruzó el Paraná y se detuvo a orillas de la laguna del Apipé donde decidió instalar en el futuro una Misión para docilitar a los nativos lugareños que le fueron amistosos y hospitalarios. Llegó luego hasta San Juan de Vera de las Siete Corrientes en busca de apoyo para su obra fundacional. Remontó sesenta leguas el Paraná a remo con algunos nativos conocedores. Llegó a las tierras de Itapúa, prestigioso cacique de muchos vasallos guaraníes, que dio su nombre al lugar. En la meseta cercana a la laguna (San José) del Paraná en la margen izquierda, levantó una gran cruz con la colaboración del P. Diego Boroa para amparo de los neófitos, y luego emprendió el regresó a Asunción.


La fundación de Encarnación: el 25 de marzo de 1615.

En Asunción dio cuenta a su Superior y al Gobernador de su propósito de fundar en Itapúa una Misión, y con apoyo de ambos y la autorización de establecer cuatro pueblos, regresó a Itapúa para iniciar el cumplimiento de tal cometido el 24 de marzo de 1615.

Así Roque González de Santa Cruz, oficialmente, ostentaba el título de fundador de pueblos.

Al día siguiente de su regreso, 25 de marzo de 1615, procedió con la solemnidad propia de todo acto fundacional a la fundación de su primera Misión sobre el Paraná, a la que bautizó con el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación o Anunciación de Itapúa, celebración que se daba en la fecha, y que se constituyó en la gran puerta de entrada a la conquista espiritual de tan vasta región.

Lo de Anunciación y Encarnación se explica por su celebración en la fecha de su fundación. Da lo mismo Anunciación porque tiene el sentido de la Encarnación de Jesucristo en el seno de la Virgen María. Pero el nombre usado por todos ha sido, es y será el de Encarnación de Itapúa.-

Esta Misión fue más conocida como Itapúa, a secas, y el nombre se mantuvo hasta el 8 de abril de 1843 en que por decreto del Gobierno Consular de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso el pueblo fue elevado a la categoría de Villa con el nombre de Encarnación que conserva en la actualidad sin renunciar a su origen misional.

Esta fundación primigenia se hallaba asentada en la margen izquierda del río Paraná, en lo que es actualmente la Ciudad de Posadas, Misiones, República Argentina.

Los caciques le proporcionaron una vivienda hecha de lodo y paja, a la usanza del país, bastante amplia para que una parte sirviera de templo en donde oficiar misa y demás servicios religiosos.-

Nicolás del Techo ilustra que el P. Roque González llegó a Itapúa la víspera de la Encarnación, y al día siguiente procedió al acto fundacional de la Misión. Es lógico que le haya puesto el nombre de Nuestra Señora de la Encarnación de Itapúa, desde que ese día se honra a la Virgen María, de la cual era el fundador era devoto, como lo indica el hecho de llevar su imagen junto con la cruz en todas sus expediciones

La duda suscitada respecto al año de la fundación se ha disipado, quedando de forma definitiva establecido el año 1615. Todos los autores de la época coinciden en ello; solo difiere Félix de Azara para quien la fundación tuvo lugar el 25 de marzo de 1614, es decir un año antes, fuente de donde proviene el error repetido a lo largo de los años.

Esta discrepancia se originó en el hecho de que en 1614 el P. Roque González estuvo en la región de Itapúa y levantó allí una gran cruz, prometiendo a los nativos que en el lugar levantaría una Misión en el futuro, y Azara tomó este dato como acto fundacional difundiéndolo en sus libros.

Con la ayuda de los caciques lugareños reunió suficientes nativos para formar el pueblo. Al terminar el año de 1615 la Misión se había convertido en pueblo, vinieron a ayudarle el P. Juan Salas y el P. Diego de Boroa. Con estos auxilios dice del Techo, “viéndose juntos, designaron área para el nuevo lugar, construyeron un templo capaz para los habitantes, y también casas destinadas a los nativos, haciéndose obedecer siempre más con el ejemplo que con las palabras, pues llevaban sobre sus hombres lodo y paja, partían maderos, y hacían de albañiles; mientras tanto vivían con pobreza y precariedad”

El mismo autor narra que acabado el templo (provisorio),” fue colocada en él, con pompa solemne y danzas de los nativos, la imagen de la Virgen María que con el nombre de Conquistadora llevaba consigo el P. Roque González”, hasta el escenario de su martirio en la Misión De todos los Santos del Caaró, donde perecieron juntos en la pira.

Hernandarias fue el primer Gobernador que visitó la Misión de Itapúa, a poco de su fundación, escoltado por cincuenta soldados. El P. Roque González, que había ido a la Asunción a fin de poner en su conocimiento la reciente fundación, le precedió, aguardándolo a orillas del Paraná, en su margen derecha, y juntos atravesaron sus bravías aguas hasta Itapúa, donde se alzaba la gran cruz que según Del Techo fue levantada por el P. Diego de Boroa.

Hernandarias debió transponer casi de inmediato el Paraná por la hostilidad manifiesta de los nativos instigados por los caciques. En medio de la corriente fue interceptado por las canoas de los aborígenes de la margen derecha, y salvó su vida y la de sus soldados por la intervención del P. Roque González de Santa Cruz, de gran influencia en la región.

De Itapúa partieron expediciones a fin de fundar otras Misiones en la región comprendida entre el río Paraná y el río Uruguay a cuyo frente marchaba siempre con voluntad inquebrantable, valor temerario y fe suprema el P. Roque González de Santa Cruz llevando la Cruz y la imagen de La Conquistadora.

Cómo llegar a Encarnación